Para finales de año se calcula que se habrán destruido 300.000 puestos de trabajo
Analistas Financieros Internacionales (AFI) y la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT) coinciden en que las previsiones de paro sobrepasarán ampliamente las estimaciones llevadas a cabo por el Gobierno en el último cuadro macroeconómico. Estas estimaciones indicaban que la tasa de desempleo se situará en el 10,4% durante el presente año y en el 12,5% en el próximo. Contrariamente a estos datos, el informe sobre el "Avance del Mercado Laboral" realizado por las dos empresas citadas afirma que el paro ya se encuentra en el 10, 4% y que subirá hasta el 12,5% antes de terminar el año, lo cual supondrá la destrucción de 300.000 puestos de trabajo.
La Encuesta de Población Activa (EPA) sitúa la tasa de paro del segundo trimestre del año en el 10,44%, mientras que las cifras de los Servicios de Empleo reflejan que en julio había 456.578 desempleados mas que en el mismo mes del pasado año. El volumen total de personas desempleadas ha alcanzado los 2,4 millones, y el próximo mes de septiembre podría superar los 2,5 millones, según las estimaciones de AFI-AGETT.
Paro de larga duración
Los trabajadores adultos menos cualificados son los más vulnerables frente a esta situación, según José Antonio Herce, socio director de Economía de AFI. Las personas que han pasado más tres meses buscando trabajo de forma infructuosa serán, estadísticamente, los que se lleven la peor parte, ya que se calcula que en los próximos seis meses engrosarán las filas de los parados de larga duración, es decir, aquellos que llevan más de un año sin empleo.
Además, el informe destaca que el número de empleados se encuentra ahora en su punto más alto, y que en el tercer trimestre comenzará a destruirse empleo a razón de un 1% interanual, lo que se traducirá en la desaparición de 225.000 puestos de trabajo. A partir del cuarto trimestre la tasa de destrucción de empleo se incrementará hasta el 1,5%, llegando a los 300.000 puestos.
AFI-AGETT prevé además que la inversión residencial intensifique su "desplome" en los meses finales del año, que la industria siga sin tomar el relevo a la construcción como motor de la economía, y que los servicios acaben acusando las peores expectativas de consumo y el menor dinamismo de la actividad económica.
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